Blog: Vivirlo

Leones y Leonas, 

A lo largo de la historia, las fábulas y los cuentos se han utilizado como vehículo para compartir sabiduría. Hoy comparto con ustedes una fábula escrita por Esopo hace miles de años. Algunas cosas nunca cambian, esta historia comparte una lección que trasciende el tiempo. Vamos a ello.

El hombre, el niño y el burro

Un hombre y su hijo iban con su burro al mercado. Mientras caminaban a su lado, un campesino se cruzó con ellos y les dijo "Necios, ¿para qué sirve un burro sino para montar en él?".

El hombre montó a su hijo en el asno y siguieron su camino. Pronto pasaron junto a un grupo de hombres, uno de los cuales dijo, "Mira a ese joven perezoso, deja que su padre camine mientras él cabalga". 

Así que el hombre ordena a su hijo que se baje y se sube él mismo. Pero no habían ido muy lejos cuando se cruzaron con dos mujeres, una de las cuales le dijo a la otra: "Vergüenza debería darle a ese vago dejar que su pobre hijito vaya a trompicones". 

El hombre no sabía qué hacer, pero al final se unió a su hijo y juntos montaron en el burro. Ya estaban en la ciudad, y la gente empezó a señalarles y a reírse de ellos. El hombre se detuvo y preguntó de qué se reían todos. El transeúnte respondió: "¿No te da vergüenza haber sobrecargado a ese pobre burro tuyo, a ti y a tu enorme hijo?". 

El padre y el hijo se bajaron de un salto y se pusieron a pensar qué hacer. Pensaron y pensaron, hasta que por fin cortaron un poste, ataron a él las patas del burro y se subieron el poste y el burro a los hombros. Les costó llevar al burro de esta manera, pero siguieron adelante, temiendo las opiniones de la multitud. Avanzaron entre carcajadas hasta que llegaron al puente. El burro soltó una de sus patas e hizo que el chico soltara su extremo. El burro cayó por el puente y se ahogó en el río.

"Eso te enseñará," dijo un anciano que les había seguido.

La lección aquí es "Si buscas complacer a todos, entonces no complacerás a ninguno".

Para ser verdaderamente libre y disfrutar plenamente de la vida hay que despreocuparse de lo que piensen los demás. Como dijo una vez Clint Eastwood, "Las opiniones son como los gilipollas; todo el mundo tiene una y normalmente apestan". 

Todo ser humano tiene el derecho inalienable a tomar sus propias decisiones. Esto va en ambos sentidos. Debes permitir que los demás tomen también sus propias decisiones. Cada uno de nosotros es el único responsable de su vida, pero no de la de los demás. Es un trago amargo para muchos.

"Si quieres Libertad, primero debes darla".

"Las personas están atadas porque atan a otras". -Saint Germain

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